Vibe Designing: cuando dejamos que la IA decida por nosotros.
Diseñar no es solo generar ideas, es tener el criterio para saber cuáles descartar.
Ed. 73
La automatización de procesos en diseño con Inteligencia Artificial (IA) ya no es una posibilidad futura, es una realidad en marcha. Jakob Nielsen anticipa que los diseñadores del futuro seremos más orquestadores que implementadores: pensaremos más en qué se debe hacer que en cómo hacerlo. En esencia, dejaremos muchas tareas manuales a los sistemas automatizados.
Aunque coincido con esa visión, creo que hay una simplificación peligrosa en asumir que dejar de implementar manualmente significa que podemos olvidarnos por completo del “cómo”. El error está en no entender que implementar diseño también es tomar decisiones.
Cuando diseñamos, no solo producimos entregables; trazamos múltiples caminos, exploramos ideas con bocetos, conceptos y prototipos. Esta fase divergente,la de generar muchas ideas, es fundamental. Porque, como suele decirse, hay que tener muchas ideas para tener buenas ideas.
Después, viene la convergencia: decidir qué queda fuera, qué opciones pueden evolucionar, cuáles son viables. Esa es la parte del proceso que no puede automatizarse del todo, porque implica criterio, experiencia y sensibilidad contextual.
La IA puede acelerar los procesos divergentes, generar decenas de opciones en segundos, pero decidir cuáles son útiles o factibles sigue siendo una tarea profundamente humana. Y ese criterio, hasta ahora, se ha desarrollado en gran parte por medio de la experiencia directa: prueba y error, creación, ajustes, observación.
El problema es que, si dejamos que los diseñadores más jóvenes se salten esa etapa de experimentación, ¿cómo desarrollarán el juicio necesario para distinguir entre una opción funcional y una decorativa? ¿Cómo sabrán cuándo el modelo está sobreentrenado y generando soluciones que solo aparentan ser útiles?
Ahí es donde surge un nuevo fenómeno: el Vibe Designing. Diseñar dejándose llevar por lo que “se siente bien” sin el respaldo de fundamentos, sin entender realmente lo que se está haciendo. Asumir que por usar modelos de IA ya no es necesario saber de diseño, ni teoría, ni fundamentos. Pero si no se tiene criterio para descartar, el diseño se convierte en una acumulación de posibilidades sin dirección.
“Diseñar no es solo saber usar Figma, así como programar no es solo copiar y pegar snippets de Stack Overflow.”
Los fundamentos siguen siendo parte del toolkit del diseñador. Son los que permiten seleccionar, ajustar, priorizar.
Quienes hoy se dedican solo al craft, también necesitarán desarrollar nuevas habilidades: socializar decisiones, tener ownership y entender el impacto de su trabajo en la organización.
Por otro lado, no basta con decir que los diseñadores estratégicos están a salvo. Si no hay quien implemente diseño con criterio, los estrategas también deberán asumir el rol de curadores de las opciones generadas por IA. Y no todos están preparados. Ser estratégico no es suficiente si no se tiene una comprensión profunda de la teoría del diseño.
Si los diseñadores estratégicos también delegan esa responsabilidad a los modelos, ellos también terminarán haciendo Vibe Designing.
En un mundo donde los sistemas ofrecen múltiples caminos posibles en tiempo récord, el verdadero valor del diseño está en elegir con intención, no en generar por volumen. Automatizar no significa abdicar de la responsabilidad. El futuro del diseño no será solo técnico ni estratégico: será, ante todo, profundamente humano.
Nos vemos en la siguiente edición
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Mientras los diseñadores enfrentamos la incertidumbre del cambio impulsado por la IA, la pregunta no es si las máquinas tomarán el control, sino si recordaremos lo que significa ser humanos. John Maeda nos trae su defunción de CRAFT: un conjunto de principios que mantienen el diseño anclado en la inteligencia humana.